CERCO EPIDEMIOLOGICO
- Ventana Campesina
- 20 dic 2020
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Un letal virus se propaga rápidamente por todo el territorio colombiano, pero éste no ha llegado precisamente importado desde el extranjero, es uno muy propio y muy criollo, con el que los colombianos llevamos conviviendo hace décadas.

Este virus llamado corrupción, ataca indiscriminadamente nuestra nación, dejando a su paso una estela de pobreza y desigualdad que no precisamente sufren aquellos que portan el tan peligroso virus. Los mas recientes estudios señalan que aquellas personas que dan positivo por corrupción (en su mayoría políticos, funcionarios públicos, grandes empresarios) poseen un sistema ético y moral totalmente inhibido. Su memoria de vuelve selectiva, pues en el caso de los políticos, olvidan para qué fueron elegidos y sus niveles de avaricia aumentan a niveles mortales.
Los estudios también han encontrado que el virus se aloja principalmente en oficinas públicas y ministerios, también en superficies tales como contratos y licitaciones amañadas, cheques dudosos y obras inconclusas. Ni en tiempos donde la humanidad enfrenta otra pandemia, el virus de la corrupción disminuye. Se pierden los subsidios para el campesinado, se firman contratos ficticios... sus cifras son exorbitantes, ya se ha perdido la cuenta y los números ascienden a billones. Lo peor es que a la fecha, no hay tapabocas, ni desinfectante que contenga el mortal virus de la corrupción, por el contrario, sí se han “tapado muchas bocas” que valerosamente se han enfrentado a ella.
Por el momento los colombianos no encontramos una cura efectiva y si bien intentamos depositar la confianza en la justicia, ésta vuelve a decepcionarnos. Es por ello que se hace necesario, reforzar el cerco ciudadano ahora mas que nunca, para contener este peligroso virus de la corrupción.
Para construir dicho cerco epidemiológico es necesario ejercer un estricto control ciudadano sobre los recursos públicos que al fin y al cabo salen de nuestros bolsillos, denunciar aquellas actividades corruptas y no hacernos los desentendidos. Apoyar a aquellos que luchan día a día por la transparencia, y sobre todo en las próximas elecciones no elegir aquellos que fácilmente se contagian del letal virus de la corrupción y que por cierto abundan en nuestro país.
Tal vez solo así, con mayores esfuerzos colectivos podamos superar esta dura pandemia que enferma nuestra nación y logremos avanzar hacia una sociedad mas justa, sana y equitativa.
Es cierto y tal parece que vamos en aumento con la corrupción. Dios nos ampare.